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He visitado a Santiago dos veces en toda mi vida: una vez para un intercambio, y la otra, para trabajar. Lo que he descubierto es que, si quieres festejar, o pasar el día haciendo lo que quieras, esta ciudad está muy bien.

 

No muy grande, pero suficiente, Santiago ofrece la belleza, la naturaleza, y el aspecto cultural de una ciudad. Durante mis viajes, todavía la Catedral me deja boquiabierto. Ahora, se va por la construcción, sin embargo, puede tener en sus alrededores la esencia de lo que representa: la paz. Por lo tanto, es un edificio importantísimo con respecto al Camino.

Sobre todo, lo que me fascina es la posibilidad de andar por la mañana en la naturaleza, y luego por una ciudad llena de vida. Al decir esto, tengo que dar gracias a la presencia de los festivales.

 

Tuve la suerte de asistir a la fiesta de San Juan, en la que había fuegos, la gaita, grupos gitanos, y comida rica. Entre las personas que asistían estaban los pequeñitos (cinco años), y los mayores (más de 70 años), y permanecían en la fiesta hasta las tantas. Lo que brilla sobre estos aspectos son los fuegos.

 

Aquí, una tradición pagana dice que tiene que saltar sobre el fuego para quitarse de los malos espíritus. Puede quedarse tranquilo y quedarse entre los fuegos pequeños, o unirse al reto que presentan los fuegos más grandes. Todo esto está acompañado con lo que toquen los grupos gitanos, normalmente música rápida.

 

Después de que se haya recuperado, puede asistir a los restaurantes auténticos, en los que, para encontrar una paella buena, es pan comido debido a la calidad de la comida del mar. Lo que se recomienda es que se tome tiempo para buscar algo que le llama la atención. ¡Hay muchas opciones!

 

Como conclusión, tengo ganas de volver. Si tuviera más tiempo, me gustaría volver para echar un vistazo al mar que está tan cerca. No obstante, me siento afortunado de haber ido a una ciudad tan preciosa.