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El desperdicio alimentario es una preocupación mundial que produce problemas medioambientales, económicos y sociales. Más de un tercio de toda la comida producida o cultivada nunca llegará a un plato. Esta estadística es chocante y la situación no puede seguir así. Desde mi punto de vista, esta situación terrible existe en nuestro mundo desarrollado ya que no valoramos la comida lo suficiente. La comida es fundamental para vivir y sustentarnos y por eso debemos tratarla con respeto y no malgastarla.  

 

A la vez que millones mueren de hambre, otros malgastan enormes cantidades de buena comida y para mí esto es una locura. ¿Cómo podemos permitir que esto ocurra? No solo es un problema moral y social, sino que también tiene repercusiones ingentes en el medio ambiente y la economía. De acuerdo con las estadísticas de la OAA (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), si el desperdicio alimentario fuera un país, sería el tercer país con mayor cantidad de emisiones de dióxido de carbono en el mundo, detrás de China y los Estados Unidos. Con una preocupación mundial por el calentamiento global y la contaminación del aire, esta situación es atroz.

 

Además tiene consecuencias en la economía. El gobierno británico estima que, en el Reino Unido, cada familia con niños gasta 700 libras en los desperdicios de alimentos comestibles cada año. Este dinero equivale a entre uno y dos meses de alquiler de un piso de estudiantes en Exeter. También por todo el mundo, los desperdicios alimentarios podrían dar de comer a 2 mil millones de personas – más del doble de personas que luchan contra el hambre.

 

Recientemente, ha habido muchos artículos en las noticias y publicaciones en los medios de comunicación sobre el impacto humano en el medio ambiente. En mi opinión no podemos negar las consecuencias perjudiciales de nuestro sistema alimentario en el planeta. Por lo tanto, tenemos que cambiar de actitud y dejar de malgastar alimentos comestibles.

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