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La primera exposición en el Reino Unido en más de un siglo del impresionista español, Joaquín Sorolla y Bastida, se celebra actualmente en la Galería Nacional en Londres hasta el 7 de julio. A pesar de haber visitado muchos de los museos más famosos de Europa y de mi gran interés por el arte, sobre todo el impresionismo, nunca antes me había encontrado con Sorolla.

 

Joaquín Sorolla nació el 27 de febrero de 1863 en Valencia, España. Su hermana, Concha, nació un año después. En agosto de 1865, ambos niños quedaron huérfanos cuando sus padres murieron, posiblemente de cólera. Luego fueron atendidos por su tía y tío maternos. A la edad de dieciocho años Sorolla viajó a Madrid, estudiando vigorosamente las pinturas maestras en el Museo del Prado que tendrían una influencia sobre sus obras. Después de completar el servicio militar a la edad de veintidós años, Sorolla obtuvo una beca que le permitió estudiar pintura en Roma, Italia, durante un período de cuatro años.

 

Regresó a Valencia en 1888 para casarse con Clotilde García del Castillo, con la que tuvo tres hijos. Estos serían los dos grandes temas de su trabajo y de la exposición: su familia y su ciudad natal, Valencia. Las primeras salas de la exposición en Londres muestran varios hermosos retratos de la esposa del pintor; algunos de ellos son increíblemente íntimos y en otros lleva un vestido tradicional español. Igualmente, sus hijos destacan en gran medida en su trabajo, más de lo que he visto en cualquier otro artista.

 

Sobre todo, Sorolla es conocido por su representación de su jardín de rosas en Madrid y por varias obras emblemáticas como Otra Margarita (1882) y el Retrato del Dr. Simarro (1897). Sin embargo, lo que realmente me impresionó fueron los cuadros que capturan las playas valencianas. El artista logra capturar las diferentes luces y estados del mar. La hermosa y pálida paleta de colores que utiliza da a sus cuadros un tono soleado y de ensueño. Pinta familias, amigos, campesinos, personas de todas las clases sociales disfrutando del mar, que aparece como un tipo de fuerza unificadora. Una de mis pinturas favoritas es Corriendo por la playa (1908), que representa a niños corriendo al lado del mar. Sorolla logra captar perfectamente su movimiento y la alegría.

 

La exposición fue una de las más encantadoras en las que he estado jamás. Toda la experiencia es realmente relajante debido a la belleza de los colores que utiliza Sorolla, la calidez del sol que pinta y las olas están pintadas de forma tan vívida que es casi como estar junto al mar. La exposición sigue las diferentes etapas de la carrera de Sorolla y muchas de sus pinturas más famosas están expuestas. Definitivamente merece la pena visitarla porque, como en mi caso, puede que la exposición te lleve a descubrir un nuevo artista impresionista increíblemente talentoso.